La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa ocasionada por
el protozoo Toxoplasma gondii, un parásito intracelular obligado. La
toxoplasmosis puede causar infecciones leves y asintomáticas, así como
infecciones mortales que afectan mayormente al feto, ocasionando la llamada
toxoplasmosis congénita. También puede revestir gravedad cuando afecta a recién
nacido, ancianos y personas vulnerables por su condición de déficit de
inmunidad.
Se considera la enfermedad como una zoonosis, lo cual
significa que, de modo habitual, se transmite desde los animales a los seres
humanos a través de diferentes vías de contagio, siendo los hospedadores
definitivos el gato y otras seis especies de felinos.
Las medidas de prevención son particularmente importantes en
las mujeres embarazadas y consisten en normas generales de higiene para evitar
la transmisión por alimentos o agua contaminada, no consumir carne cruda o mal
cocida y evitar contacto con heces de gato.